El Roble
El roble ha sido durante mucho tiempo un símbolo de dureza y fuerza. Santa Hildegarda de Bingen, (reputada abadesa, médica y escritora alemana) caracterizó la verdadera naturaleza de este arbol con las siguientes palabras: «El roble es duro y amargo, no tiene nada de blando». Sin embargo, tiene un efecto beneficioso y agradable para nosotros.
El roble es considerado un depósito cósmico de sabiduría, el cual se esconde en su inmenso poder. Crece de forma lenta pero segura. La preciosa madera de roble es apreciada y utilizada hoy en día por su inmensa resistencia, dureza y durabilidad. Debido a su tamaño y longevidad, a menudo se asocia con el honor, la grandeza y la salud. Gracias a que vive más de 300 años, y a su increibles propiedades, es un símbolo dorado de la vida.
Las sustancias valiosas que contiene son muchas. Desde tiempos inmemoriables, los seres humanos han utilizado los brotes de roble para hacer té, aparte de ser muy nutritivos y libre de taninos. Contienen un 70% de almidón y azúcar, un 15% de aceites grasos y un 6% de proteínas. La harina de bellota solía mezclarse con centeno y con ellos se horneaba pan. Incluso hoy en día, el café de bellota es todavía popular en algunos paises como Lituania.
Las raíces del roble extraen los minerales del suelo, como calcio, potasio y oro, que contribuyen a las extraordinarias propiedades del árbol y protegen activamente los cogollos.
El Pastor Kneipp, uno de los padres de la Naturopatía, también recomendó el consumo regular de brotes de roble, especialmente en niños y ancianos para fortalecerlos. Hoy en día, se utilizan principalmente para armonizar cuerpo, mente y alma.
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